martes, 28 de enero de 2014

La primera toma de contacto

Hoy tengo que explicar que los trabajos que haré, serán realizados durante los fines de semana, y a partir de semana santa, porque antes hace mas frío en casa que en la calle, y no se puede ir al pueblo, a menos que quieras hacer un tratamiento criogenico de rejuvenecimiento de cutis.

De cualquier forma los trabajos ya empezaron al día siguiente de la compra. Como la intención era meter el coche en el garaje, cuando volviéramos en semana santa, había que poder abrir la puerta del garaje. Y eso era imposible en el estado en el que se encontraba el suelo. Seguramente "gracias" a la humedad del suelo, el cemento que se había echado en el suelo, justo en la entrada del garaje, se había levantado. De esto hará unos XX años (son equis, no números romanos). Así que armado con cincel, martillo, piqueta, un suegro y paciencia, me metí en faena. Nos costo, discutimos sobre la conveniencia de hacerlo mas o menos grande, o mas o menos profundo, y al final logramos retirar la suficiente cantidad de escombros como para abrir la puerta. El siguiente reto.... abrir la puerta.

Se trata de una puerta metálica doble, una de las cuales accedió muy gustosamente a abrirse en toda su amplitud. Pero la otra, un tanto díscola, puso excesiva resistencia. A tal punto llego el asunto, que fue necesario apalancar un poco para abrirla. Lógicamente, y como ya me temía en el proceso de apalancado, se abrió, pero se negó a cerrarse. Apartir de este momento, aunque mi suegro y yo sabíamos lo que había que hacer, y mientras cundía un incipiente pánico, optamos por comenzar una maniobras, a todas luces ineficaces, con la esperanza de que sonara una flauta que evitara el ineludible momento de sacar la puerta de sus goznes. Como ya profetizo Murphy, el momento llego. Y la duda era si seriamos capazes de volver a ponerla en su lugar nuevamente.
 El problema era que la puerta, por cierto de mas de dos metros de alta, estaba "elevada" de su posición de reposo (en la bisagra) con dos arandelas por bisagra, un total de tres bisagras (que raro). Los distintos métodos de eliminacion de arandelas que intentamos, acabaron en un sonoro fracaso. Ni con una sierra, ni lima, y por supuesto ni intentamos con la amoladora, tampoco estábamos tan desesperados. Así que la
sacamos, quitamos las arandelas y nos dispusimos a intentar ponerla nuevamente en su lugar.
La tarea resulto muy dura. Incluso tuvimos que oír comentar como un lugareño nos decía que el había tenido que poner esa puerta un montón de veces. Pero no se acercó por si tenia que demostrarlo. Lo intentamos todo, empezando por lo habitual en estos menesteres, y al final tuvimos que improvisar. Todo esto aliñado con las consiguientes broncas y discusiones suegro-yerno. Al final, haciendo un remix de las ideas de ambos, ya que las de cada uno independientemente no funcionaron, conseguimos el objetivo.
La forma final como conseguimos recolocar ese monstruo fue, "afilar" los ejes de las bisagras, y reducir (cortar) el eje de la bisagra central. Era deseperante ver como tenias la bisagra casi en el eje, y ese pedazo de aparato no entraba. Al afilar los ejes, el margen de "cuelgue" de la puerta sobre la bisagra se reduce mucho, y una vez de tener los ejes en las bisagras superior e inferior, la central, al ser mas corta, se mas fácil dirigirla. Porque si, también parecía que la puerta estaba un poco ondulada.
Así que esta fue la primera "ñapa", y acabamos con muy poquitas ganas de chistes. Con el tiempo lo veo de otra forma, lo veo como un augurio de lo que me espera.

Por hoy ya es suficiente.

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